lunes, 2 de noviembre de 2009

Capítulo IX: El horror


"Saigón...".


Cosas del azar, mi habitación tiene un ventilador en el techo que recuerda a las aspas de un helicóptero, un espejo de cuerpo entero y una mesilla que ya he cubierto de papeles y libros. Sólo faltan la misión y una botella de whisky medio vacía.

En Saigón (Ciudad Ho Chi Minh según la burocracia) terminó mi semana de exploración por los principales escenarios de la "guerra americana", como dicen los vietnamitas. Me instalé en Hué y desde allí recorrí la provincia de Quang Tri buscando la Ruta de Ho Chi Minh y los viejos enclaves norteamericanos hechos pedazos por los cañones del general Giap. Quang Tri fue la región más castigada por estar entre los dos Vietnam; es allí donde el secretario McNamara ordenó sembrar miles de minas que todavía hoy matan a varias personas al año, la mayoría niños que descubren los artefactos y los utilizan como juguetes.


Por suerte para los interesados, la zona no es muy visitada. Vietnamitas tristes recorrían la base de Khe Sanh ("el infierno de Khe Sanh") ofreciendo casquillos oxidados, medallas comunistas y placas identificativas. Las nubes ocultaban el sol y el viento agitaba la vegetación como si se anticipase una emboscada. Pero apenas quedan árboles en Quang Tri; la mayoría fueron calcinados por las 6,6 toneladas de explosivos que los invasores derramaron por cada habitante de la provincia.


Ya en el sur, los túneles de Cu Chi, pese a la marea de turistas, ilustran la astucia del guerrillero campesino, obligado a arrastrarse por corredores de su propio tamaño y a salir cada diez o doce horas para no caer inconsciente por la falta de aire. Utilizaban búnkers rudimentarios para fabricar todo tipo de trampas artesanales hechas con bambú quemado y hierros oxidados que luego ocultaban por toda la jungla. Sabían cuándo cocinar para que el enemigo no detectase el humo, dónde ocultar los arsenales y cómo vivir en la plena autosuficiencia.



El "Museo de los Restos de la Guerra", en Saigón, posee cientos de fotografías sobre las atrocidades cometidas por Estados Unidos, que muestran a chavales de veinte años posando junto a calaveras elevadas en palos, a un soldado sosteniendo medio vietnamita hecho girones por una granada, campesinos apaleados, hileras de cadáveres, bosques arrasados por el napalm y un largo muestrario de los efectos de la guerra química, con niños completamente deformados y familias destrozadas por la psicosis.


(En la foto: víctimas del agente naranja trabajando en un taller de manualidades levantado por el Gobierno a las afueras de Saigón).

"El horror, el horror...".

Luego hay una sección para los que decidieron aquello: aparece Nixon visitando Vietnam en los años cincuenta (como VP de Eisenhower), Johnson declarando la guerra y el pelo ultra-engominado de McNamara en una sala llena de mapas y chinchetas.

(Naturalmente, se echa de menos la imparcialidad. Nadie duda de quién es el agresor y quién el agredido, pero no hay, por ejemplo, ninguna referencia al tratamiento de los prisioneros hechos por Vietnam del Norte, amontonados muchas veces en cárceles hechas en el agua. Es más: la antigua prisión de Hanoi tiene una sala dedicada a lo bien que supuestamente vivían los estadounidenses entre rejas, cortando el pavo por navidad en una mesa con flores y cubertería, recibiendo cartas de sus familiares, siendo auscultados por un sonriente doctor o tomando té con periodistas. Tienen expuesto el presunto uniforme de John McCain, por cierto).

Las cifras abruman: cuatro millones de vietnamitas muertos y cincuenta y seis mil estadounidenses, tres millones de afectados por el agente naranja (que envenena para tres generaciones), dos millones de toneladas de bombas lanzadas (más que las vertidas en toda la segunda guerra mundial)... Un apocalipsis humano, material y ecológico.

Pero de toda esa barbarie podemos extraer dos cosas positivas: una es el buen cine, y la otra el periodismo competente y sin barreras. La guerra de Vietnam o guerra americana es fotogénica (si se me permite la expresión): en ella hay colinas arboladas, ríos espesos y prados donde se posan decenas de helicópteros; muestran a criminales sonriendo frente a montones de cadáveres, a muchachos imberbes llorando a escondidas, a campesinos protegiendo a sus hijos y filas de explosiones en poblados y campos de arroz. Es además una guerra llena de mitología por el rock, el cine y el poderoso movimiento pacifista... Y fue el periodismo quien lo hizo posible con la narración de "el horror" en primera persona.

Poco después los políticos aprendieron la lección y tomaron medidas. Los ingleses aplicaron el "pool" en la guerra de las Malvinas, que consistía en obligar a los periodistas a firmar un contrato donde se comprometían a no informar sin autorización sobre muertes aliadas, entre otras cláusulas; y el tradicional "embedded" o "empotrado"que se utiliza en Iraq y Afganistán: tan sencillo como integrar al periodista en el pelotón como un soldado más.

Entre tanta seriedad, tuve el inmenso privilegio de reencontrarme con Juan y Fabricio en mi primera, y su última, noche de Saigón. Intuí que podrían andar deambulando por Pham Ngu Lao antes de viajar a Camboya, y salí a husmear. Los encontré en una tasca donde servían garrafas de cerveza por cuarenta céntimos de euro. Los callejones de la ciudad, profundos y enrevesados, evocaban el declive de la presencia estadounidense, el fantasma de soldados deprimidos dando bandazos por los prostíbulos en muletas o con la cabeza vendada. Parecía que en cualquier momento me toparía con Robert De Niro y Christopher Walken jugando a la ruleta rusa.

5 comentarios:

  1. Archi, tu verso es magnífico. Lo leo=viajo contigo.

    qué bueno...

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  2. Buenas Archi. Me temo que esta vez no todo van a ser halagos. Aunque empecemos por ahí.
    Me encanta tener un relato de primera mano, de alguien en quién confío y que conozco lo suficiente como para hacerme una opinión detrás de la opinión. Es un texto esclarecedor y muy interesante. De hecho, la primera parte me parece cojonuda.
    Lo que quiere decir que el final no tanto, jeje. La parte del contrapunto, lo bueno que salió de esa guerra me parece un poco flojo. Pecas un poco de periodistismo, normal por otro lado. Pero lo que aportó esa guerra no solo fueron fotos y metrajes. Lo que yo creo que aporto fue anterior. Fue la necesidad de que aparecieran esos documentos. La sociedad lo pedía. Fue una guerra empezada por "los buenos" en la que dejaron de ser los buenos hasta para los suyos. Rechazo a la guerra, los bandos se cambiaban, pesaban las victimas por todos lados. Había que justificar el porqué. La guerra, antes de eso, no lo requerían, solo alguien tomaba la decisión o repelía un ataque. No dudo que los documentos gráficos fueran fundamentales, desde luego, y que la imaginería del horror de la guerra ha sido la más importante nunca, pero me he leido hace poco una memorias de Capa, que murió en Vietnam, y ese jodido cabrón se tiró en paracaidas en la 2a Guerra Mundial, desembarcó en Normandía (cierto es que se volvió en el mismo barco, jeje) y muchas cosas más. Y ya se filtraban todas las fotos por el ejercito. Aunque yo no soy un experto en el periodismo y su historia, claro.
    Sin duda fue la guerra más mediática, y cambió la forma de informar y lo prejuicios sobre qué mostrar y qué no. Pero sobre todo aportó otro punto de vista sobre las guerras, las razones y los implicados, rompiendo la imágen de salvador de EEUU. Y bajar de su pedestal a un ídolo sólo puede ser bueno.

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  3. Por fin un poco de debate... Gracias culturera, jejeje

    (Va sin acentos)

    La verdad, no entendi bien el sentido de tu critica. Hablas de "perioditismo" pero luego
    pareces estar de acuerdo en que la informacion tiro por tierra la imagen de EEUU; y la informacion, que yo sepa, la buscan y gestionan los medios de comunicacion. Creo entender que para ti lo importante es que la sociedad estaba mas "madura" y por eso comenzo a demandar informacion, y que los periodistas simplemente respondieron a esa demanda.

    No creo que sea asi, porque hoy nuestra sociedad tiene mas medios y mas acceso a la educacion que hace 40 anhos, por tanto la sed de saber tiene que ser mayor, y, sin embargo, la informacion sobre Iraq y Afganistan se limitan muchas veces al goteo de muertos y a imagenes de coches calcinados. Hay pocos documentas tan impresionantes como el jefe de policia survietnamita ejecutando a un preso frente a la camara, o los ninhos huyendo del napalm mientras se les quema la piel.

    Dices que antes las guerras se decidian y punto, como si la opinion de los gobiernados no importase o simplemente no tuviesen opinion. Tampoco lo creo asi:

    Julio Cesar enviaba periodicamente relatos sobre sus campanhas en las Galias para construirse una imagen y granjearse al apoyo popular, cosa que logro. Napoleon hizo lo mismo mientras estaba en Egipto; es mas: sus batallones llevaban siempre a un tipo encargado de pormenozirzar los exitos de la tropa; y digo mas: la primera imprenta en caracteres arabes fue idea de Napoleon, para venderse a si mismo entre la poblacion local. Los bandos en la revolucion francesa se esforzaban por dominar el naciente periodismo y, ya casi en el siglo XX, las campanhas de W. H. Hearst para meter a EEUU en la guerra de Cuba son el novamas en la creacion de opinion publica. Lo mismo con la propaganda en las guerras mundiales.

    Salvando distancias, siempre ha habido que justificar los porques.

    Evidentemente, el control sobre la informacion es tan viejo como la propia informacion: no empieza con el "pool" o los "empotrados". Por eso mismo digo que el caso de Viertnam fue excepcional, porque fue un parentesis en ese control. Y por eso se podia relatar el horror, porque los periodistas andaban por todas partes sacando fotos y entrevistando a placer, cosa que no ocurre hoy. Era buen periodismo, no estas de acuerdo?

    Esta claro que la cobertura informativa no es la unica razon del rechazo a la guerra; se trataba de un pais lejano, las razones eran oscuras, el ritmo de muertes era impresionante (Vietnam: 56.000 cadaveres yanquis en 8 anhos; Iraq, unos 4.500 en 6 anhos) y los vietnamitas se mostraron irreductibes. Pero si todo eso hubiese permanecido fuera de los medios, posiblemente todo hubiera sido diferente. Habrian apoyado algunos intelectuales europeos a Stalin en los anhos 30 y 40 de haber tenido un "Archipielago Gulag" o visto reportajes completos sobre la hambruna planeada en Ucrania?? Lo dudo.

    Siento que parezca "perioditismo", o que diga esto para defender un gremio y tal, tampoco quiero pintar una imagen heroica ni nada: pero me parece evidente que la falta de un periodismo libre y competente promueve la ignorancia y la impunidad. Solo hace falta comparar Vietnam con Iraq.

    Un abrazo y gracias por leerme!

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  4. Para introducir otro punto de vista en el debate sobre el "periodistimo" y el fin último del periodista de informar no nos podemos olvidar que la información crea opinión.

    La pregunta que hay que hacerse es: ¿que sucede cuando un peridista libre y compentente, que ha creado opinión en sus lectores, se siente, en un tiempo posterior, desencantado con la opinión que ha creado?.

    Desconozco la causística asociada a esta pregunta en la guerra de Vietnan, tanto del lado norteamericano como el lado norvietnamita pero puedo poner algunos ejemplos de la revolución cubana.

    La figura de Miguel Ángel Quevedo, Propietario y Director de la revista Bohemia de Cuba y la carta de su triste despedida a Ernesto Montaner, 12 de agosto de 1969, donde dice:

    Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como "el único culpable" de la desgracia de Cuba. Y no niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que sí niego es que fuera "el único culpable". Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad. ..... Los periodistas que llenaban mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo contra todos los gobernantes .....Los periodistas que conociendo la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo Comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gansteril en la Universidad de la Habana, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en prisión..... Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó "los veinte mil muertos". ...


    Puedo mencionar también a Carlos Franqui que, en la Sierra Maestra, dirigió Revolución, el periódico clandestino de la guerrilla, y su estación de radio Radio Rebelde y que rompió con la Revolución en 1968, cuando firmó una carta condenando la invasión soviética de Checoslovaquia

    Por tanto, estoy de acuerdo que la falta de un periodismo libre y competente promueve la ignorancia y la impunidad pero no hay que obviar la componente de futuro que se induce con la información periodistica

    Cuidate mucho
    Godfather

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  5. Muy buenas,
    Evidentemente los periodistas crean opinion seleccionando los temas y tratandolos de determinada forma, pero pienso que su principal preocupacion debe ser simplemente informar lo mejor posible y dejar que la opinion surja o no.

    No creo en la objetividad pero si en que hay diferentes grados de imparcialidad. Me explico: la realidad es tan vasta y compleja y todos estamos tan moldeados por las circunstancias que pretender ser objetivo es absurdo; sin embargo, hay formas buenas y malas de trabajar. Hay que investigar, diversificar fuentes, contrastar, relacionar, reflexionar... Y hacer un buen trabajo, simplemente.

    Si a un medico le llega un paciente con una hesvastica en el pecho, lo va a operar mal porque odia a los nazis? No, el buen medico hara bien su trabajo sin importarle que el paciente sea un monstruo o una gran persona; luego, en su casa, podra decir: odio a los nazis. El periodista se podria acercar a esta idea.

    Si Fidel era un peligroso gangster sediento de poder y los periodistas lo sabian y tenian pruebas pero lo obviaron, es que no eran buenos periodistas, por mucho que deseasen la revolucion.

    Otra cosa es que el periodista elija un campo especifico segun sus convicciones. Por ejemplo:
    Si odia especialmente la corrupcion, se dedicara a investigar y desenmascarar corruptos, pero nunca ocultando datos valiosos o manipulando. Asi podra unir moral y profesion y hacer un gran servicio publico, siempre que ni mienta ni fuerce las cosas.

    Un abrazo,

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