jueves, 1 de octubre de 2009

Capítulo II: Sabiduría de mochila

El Sudeste Asiático está cubierto por varias corrientes de mochileros que fluctúan constantemente cruzando fronteras y atravesando países de muchas maneras. Todos ellos acumulan valiosas experiencias que luego transmiten a otros viajeros por orden jerárquico: cuando el veterano abandona la región, sus sucesores pasan la información a los novatos, que moviéndose irán escalando posiciones hasta ser veteranos y volver a casa llenos de anécdotas. He aquí algunos consejos:


1. Normalmente, Bangkok cansa el mismo día que lo pisas: es una ciudad extensa con tanto turista que quienes viven del "tuk tuk" o poseen tiendas de souvenirs han desarrollado una compleja trama de estrategias para captar extranjeros. Es incómodo tener que estar alerta todo el rato para que no te timen. Lo mejor es irse fuera lo antes posible y luego volver más endurecido.


2. Los caza-turistas se distribuyen en las cercanías de templos y monumentos, disfrazados de simples ciudadanos que vienen de hacer algún recado con un periódico bajo el brazo, un sobre o una bolsita con cosas. Localizan la presa, se acercan, le preguntan de dónde es y luego le informan de que el templo está cerrado por alguna fiesta religiosa o bien le dicen que no pueden pasar con pantalones cortos (esto es verdad en algunos sitios). Muchos han confiado en la aparente hospitalidad y han terminado en alguna tienda de ropa o restaurante. La contraestrategia es ignorarles o, si se tienen dudas, decir que vienes de algún país poco conocido como Nicaragua o Bielorrusia: así no podrán hablar del Real Madrid, el tango argentino o París, y se verán forzados a ir al grano.


3. Las agencias de viajes operan conchabadas con los hostales. Es su forma de comer, por supuesto, pero es que los precios bailan sin piedad: hay quien paga 500 bahts para ir al Templo de los Tigres (a 3 horas de Bangkok) en el mismo minibus que otro que ha pagado más del doble. Solución: si se quiere visitar algún sitio concreto lo mejor es preguntar a los hostales que no tienen ofertas turísticas y, por supuesto, a otros mochileros con pinta de experimentados.


4. Otro terreno mucho más excepcional y tambien más peligroso es la corrupción policial. Por los hostales circulan historias sobre policías que utilizan un cacheo de rutina para deslizarte una bolsita de marihuana en el bolsillo y clavarte una inmensa multa. He conocido el caso (menos dramático) de un mochilero de 23 años que tiró por error un cartel publicitario de Lufthansa en el aeropuerto, apareció la policia, se lo llevaron a una habitación y le exigieron 400 euros por el incidente. El chaval y sus dos amigos se negaron hasta que los policías empezaron a regatear y a decir "OK, 200". Al final se supone que les llegará la multa a través de la embajada.


Lo mejor es no provocar jamás a la policía, evidentemente, pero, en caso de ser requerido, hay que dar un paso atras y depositar inmediatamente en el suelo todo lo que tengas en los bolsillos; así das a entender que no eres tonto y que sabes perfectamente qué llevas y qué no.


Chiang Mai, norte de Tailandia.

3 comentarios:

  1. parece que hay que andarse con ojo. la maldita necesidad de dinero ha sacado lo peor de la gente. sé fuerte Archi. confía en ti.

    un abrazo

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  2. ¿Pues por qué no hacerme bloguera yo también! y sin ocultar mi identidad... ahí va hijo... ¡ soy tu madre! te animo totalmente a que sigas este viaje que tanta emoción te causa, con una gran sonrisa ibas contando los días que quedaban para partir, y yo hacía cruces y me encomendaba a todo ser divino que pasaba por mi mente, en fin hijo, ¡¡¡¡¡¡¡adelante!!!!! y lo más importante ¡cuidate muuuchooo!

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  3. Ojito con la poli que comoen casi todos estos países, gana más de los "impuestos especiales" ue de su sueldo habitual. Veo que eres un tipo experimentado, así que dales caña.

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